domingo, 18 de octubre de 2009

La muerte de Hitler

Recientemente ha sido puesto al aire por el canal estadounidense History Channel un documental, titulado "Hitler's Escape" (La fuga de Hitler). En el se comenta en su parte medular que no existen pruebas claras del suicidio de Adolf Hitler, y especula sobre una posible fuga del dictador hacia Sudamérica una vez finalizada la II Guerra Mundial.

El documental nos cuenta que, de acuerdo a los expertos de la Universidad de Connecticut, los fragmentos de un cráneo que por décadas se creía eran del dictador alemán Adolf Hitler son en realidad los de una mujer de menos de 40 años de edad.

Según señalo en el documental el arqueólogo Nick Bellantoni, un análisis de ADN practicado a los restos que se encontraban en los archivos del Estado ruso en Moscu, han permitido determinar que el fragmento del cráneo correspondería a una mujer de entre 20 y 40 años de edad.

La versión oficial de los aliados —que concuerda con la versión dada por su secretaria personal, Traudl Junge, en el libro Bis zur letzten Stunde: Hitlers Sekretärin erzählt ihr Leben, con la versión de Joachim C. Fest, historiador y biógrafo, en El hundimiento, así como la biografía del General Freytag von Loringhoven— indica que Hitler renunció a intentar huir de Berlín y se suicidó con un tiro de pistola, y al mismo tiempo ingiriendo una cápsula de cianuro en su Führerbunker, en el subsuelo del edificio de la Cancillería en Berlín, junto a su esposa Eva Braun y rodeado de unos pocos incondicionales, el 30 de abril de 1945, cuando el Ejército Rojo, dirigido por el mariscal Georgi Zhúkov, tomaba Berlín y se encontraba a menos de 300 m del búnker.

Ese día, Hitler almorzó en compañía de sus secretarias en un silencioso ambiente y después del almuerzo, el cual fue servido por Constanze Manziarly, hizo matar a su perra pastor alemán “Blondie”.

Luego dio a su ayudante Otto Günsche instrucciones estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa, probablemente para evitar que fueran exhibidos como «trofeos de guerra», recordando el ultraje del cadáver de su amigo Benito Mussolini, que fue colgado desnudo boca abajo junto con el de su amante en una gasolinera de Milán, donde fue golpeado, escupido y despreciado durante días.

Hitler se retiró a eso de las 16:00 horas junto con Eva Braun a su despacho privado contiguo a la sala de mapas y Otto Günsche se paró frente al despacho esperando el momento de entrar; le acompañaba Linge. Se sintió un disparo ahogado y Günsche esperó unos 15 minutos de acuerdo a instrucciones; posteriormente Linge ingresó a la habitación de dos ambientes. Hitler estaba recostado a un extremo del sofá con un tiro en la sien, con salida de proyectil, de la cual aún manaba sangre, su boca tenía una grotesca mueca.

Según Günsche y Linge, Eva Braun estaba recostada al otro extremo con los ojos abiertos y una mueca de dolor en su rostro, una pistola estaba en la mesa a su disposición, pero no alcanzó a usarla, pues el cianuro suministrado por el médico personal de Hitler, Ludwig Stumpfegger, había sido rápido.
En efecto, Linge siguió a Günsche al entrar al compartimiento de Hitler, y una vez confirmada su muerte, levantó los cuerpos envueltos en una alfombra y los sacó al patio trasero de la Cancillería, en los momentos en que caían como lluvia obuses rusos por doquier.
Günsche depositó ambos cuerpos en un orificio de obús, los roció con unos 200 litros de gasolina y les prendió fuego. Mientras se consumían, unos cuantos testigos, entre ellos Martin Bormann, Goebbels, realizaron un nervioso y acongojado saludo militar, mas un obús que estalló cerca les obligó a volver al búnker sin verificar la total consumación de la incineración.

La muerte de Hitler se puso en duda durante mucho tiempo, incluso el propio dictador ruso José Stalin jamás creyó la versión del suicidio, a pesar de haber sido los propios rusos los primeros en llegar al Führerbunker. Por años Stalin le encargo a sus servicios de inteligencia que investigaran el destino del Führer, ya que tenia la certeza de que este habría sido ayudado por sus colaboradores para huir de Berlín con destino a España en abril de 1945.

Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los soviéticos (NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso hallaron a un doble de Hitler suicidado en una habitación de la Cancillería como una forma de despistar, por fin dieron con los restos irreconocibles en parte de Hitler, Braun y la familia Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo general Zhúkov, fueron transportados en cajas especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego pasaría a ser territorio de la República Democrática Alemana.

Los rusos confirmaron inicialmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se mostraron evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo que confirmaba a pesar de todo que los rusos tenían los cuerpos.

Estos restos permanecieron secretamente enterrados bajo un jardín de dicho cuartel en la ciudad de Magdeburgo y sólo algunas autoridades de la NKVD sabían dónde estaban, hasta que en 1970 fueron exhumados, se extrajo el cráneo a Hitler y el resto de los cadáveres fue incinerado para evitar que su tumba fuera objeto de veneración, y las cenizas fueron lanzadas al alcantarillado de dicha ciudad.

Parte de estos restos exhumados son a los que han tenido acceso los investigadores de la Universidad de Connecticut, y que han sido recientemente objeto de análisis.
Un fragmento de cráneo analizado, y que presenta muestras de una marca de bala, es el que se ha utilizado por años para sustentar la teoría de que Hitler tomo cianuro y se disparo a si mismo en su Bunker de Berlín, cuando las tropas soviéticas se acercaban en abril de 1945.

El hueso craneano analizado por Bellantoni, parece ser muy delgado y no coincide con los de un hombre los que normalmente tienden a ser más robustos. Además las suturas de los platos craneales corresponden más bien a una persona de entre 20 y 40 años de edad y no a un individuo de 56 años, que seria la edad que Hitler tendría al momento del supuesto suicidio.
Esto me hace recordar dos hechos ocurridos durante la semana previa a la muerte de Adolf Hitler en su bunker de Berlín , la tarde del 30 de abril de 1945.

El primer acontecimiento curioso por decir lo menos, corresponde a la noche del 24 al 25 de abril de 1945 (5 días previos a la muerte de Hitler), cuando el Arquitecto Albert Speer, Ministro de Armamento y Municiones del Tercer Reich y quien, según afirman algunos historiadores, era el único por quien Adolf Hitler sentía una amistad y una admiración, se abre sigilosamente paso a través del cerco de soldados soviéticos que rodeaban ya la ciudad de Berlín, para dirigirse hasta el refugio de la Cancillería y reunirse por casi una hora con el Führer, con la sola intención -según la versión oficial- de despedirse de su líder.

El segundo hecho ocurrió el 28 de abril de 1945 (2 días antes del supuesto suicidio del Führer). Ese día la piloto de prueba de la Luftwaffe Hanna Reitsch acompañada del General Robert Ritter von Greim, volaron en un avión/planeador Fieseler FI-156 Storch hasta Berlín, aterrizando en plena avenida Unter den Linden cerca de la Puerta de Brandenburgo y a pocas cuadras de la Chancillería, desafiando las bombas y el cerco de los soldados soviéticos quienes ya estaban dentro de la capital alemana.

En esta inexplicable acción, Hanna Reitsch (quien por su filiación al partido nacionalsocialista tenia acceso a los círculos íntimos de Hitler) y von Grim visitaron el búnker, donde la versión oficial cuenta que tenían como objetivo que el General fuera nombrado por el propio Hitler como nuevo Mariscal del Aire y sucesor oficial de Göring como jefe de la Luftwaffe (Fuerza aérea que a esa altura de la guerra ya no existía).

Pocas horas después bajo el intenso bombardeo enemigo, y con mucho esfuerzo ya que el General von Grim salio lesionado durante el aterrizaje, pudo la aviadora Hanna Reitsch junto a su acompañante (¿o sus acompañantes?) abordar nuevamente el mismo avión en el que habían llegado, y abandonar Berlín en dirección al Cuartel General del Almirante Karl Dönitz en Plön, en las proximidades de la base de submarinos de Kiel.

Es a partir de estos hechos, que me permito poner en duda la versión oficial de la muerte del Führer, ya que a mi juicio el primero podría interpretarse como una reunión con su mas cercano Ministro para ser informado del plan de salida preparado por sus colaboradores, desde la ciudad ya sitiada por el enemigo, el que se pondría en practica 3 días después.

En el segundo caso, que otra explicación lógica podría tener una acción tan temeraria si no fuera la de ser en realidad la misión de rescate propiamente tal, para sacar a Adolf Hitler; Eva Braun y a Martin Bormann desde el bunker de Berlín y ponerlos a salvo abordo de un submarino, ante la inminente derrota alemana.

Eduardo Cumplido M.

2 comentarios:

  1. Un nuevo libro Charlas con Adolfo 1958 narra los últimos meses del líder de la Alemania nazi, en Argentina y descubre el secreto más buscado por los poderes de turno, atreves de los años. Una increíble tecnología alemana que aún hoy, podría salvar la vida de millones de seres.

    Puede leerse gratuitamente en: http://narracionesenlinea.blogspot.com.ar/p/charlas-con-adolfo-1958-obra.html

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  2. pues se muestra muchas versiones las cuales ´pueden ser veridicas o no pero segun nos cuenta libros historiadores la respuesta esta en nosotros mismos si se suicido o no

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